Tinta acerca de la tinta. ¡Dígame Madame Kalalú!

Desde el día martes 21 de julio, cuando llegó a mis manos el libro Salsa desde mi balcón. Relatos y alegatos de un melómano, heexperimentado cierta inquietud respecto a su contenido, pues conozco (gracias al trabajo que realiza en su programa Música Maestro) de las calidades y capacidades de Alexis Méndez. Sin embargo, me inquietaban aún más las reflexiones y opiniones que pudieran estar consignadas en su texto y que me permitirían conocer mejor la visión y posición de Alexis respecto al consumo y disfrute de la salsa, no solo en su país, sino fuera de él. Eso me impulso de inmediato a abordar el libro, con la pausa y reposo que merecen este tipo de obras.

Me parecieron muy interesantes las palabras de Julie Sellers y Alex Quezada plasmadas en la introducción. Justo después, en el momento que llego a la página No. 25, donde inicia "El nacimiento de un salsero, a manera de introducción", mi estado de ánimo cambió fuertemente. La emotividad aparece y mi mente se remonta al pasado, pues mientras leía la experiencia de Alexis al recibir de regalo (en cumpleaños No. 09) ese soberbio álbum de Rubén y Willie denominado “Canciones del Solar de los Aburridos”, recordé el momento en que a mis manos también llegó el mismo disco a los 12 años, de la mano de mi papá que en esa época se presentaba (los jueves o los viernes por la tarde) con algún LP y en una de esas tardes apareció con ese, el cual fue (en mi caso personal) determinante en el ejercicio de melómano, que sin darme cuenta había iniciado a los 10 años de edad.

No tuve forma de continuar con la lectura, el recuerdo de esa experiencia me abordó y me quedé pensando en el pasado viernes 24 de julio, fecha en la que viajaría a Santa Marta (mi ciudad natal) no solo con el objetivo de visitar a mis padres, sino también con otro muy preciso: Sacar del mueble donde reposan los discos que aún le quedan a mi progenitor esa impresionante producción discográfica.

Una vez llegué a la casa de mi padre, saqué el LP de su carátula, lo coloqué sobre el tocadiscos, le coloqué "100 pesos" de volumen y coloqué de inmediato el tema “Madame Kalalu”. Papá salió del cuarto, se sentó en el comedor y empezó a cantar con un tono muy bajo ese tema. Recordé aquella tarde de mis 12 años y sencillamente, no hay forma de describir en este texto lo que sentí en el momento en que escuché el coro "¡Digame Madame Kalalu!". Fue tal la emoción que suspendí lo que hacía para pensar en cómo restaurar (con toda la mística y cuidado posible) la carátula del disco, la cual tenía algunas averías.

Resultado de la operación: Me dediqué parte de la mañana (junto con mi amada compañera) a restaurar esa carátula (y otras más), todo esto, producto del bello relato de un amigo quien compartió (seguramente con gran emoción al momento de escribir) la experiencia de haber tenido ese regalo de cumpleaños en sus manos y que marcaría (como quizá ha sucedido con muchos) la forma en que daba inicio a un recorrido fantástico y adictivo por el mundo musical de la salsa y sus alrededores.

Alexis Méndez, además de ser una persona alegre, accesible y de una extraordinaria energía, es un melómano consumado, y en un punto de maduración muy alto, con una seria capacidad investigativa y autoridad para emitir opiniones sobre lo que escucha y la manera como lo impacta, no me cabe la menor duda que las páginas que me faltan por leer de su libro, no solo contribuirán a entender mejor la forma en que se consume y disfruta la salsa en la República Dominicana, sino que también me ayudará a conocer mejor a un ser humano que trabaja de manera incansable por la difusión de esta música y otras, seguramente con la intención de contribuir (de alguna manera) a la conformación de una comunidad de oyentes que aprecien esta expresión y muchas otras que identifican a nuestra América Latina, en cada uno de sus barrios, en cada una  de sus esquinas, en cada uno de sus balcones.

Orlando Emilio Ruiz Reyes.
Barranquilla.

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Comentarios

Unknown ha dicho que…
Orlando Ruiz que buen escrito, gracias y recuerde tocayo que siempre se debe tener presente que debemos preguntarnos "Digame Madame Kalalu Quien nos critica a las 9 y nos saluda a las 10?, así que adelante con esta tarea de difusión de los ritmos afroantillanos.

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