miércoles, 17 de septiembre de 2014

Razones para preferir el DR Jazz Festival

(Por Alexis Méndez)
programamusicamaestro@yahoo.es
@alexis_mendez

Un considerable grupo de amantes del jazz, dentro y fuera de la República Dominicana, esperamos con entusiasmo la fecha del Dominican Republic Jazz Festival (DRJF). La respuesta está en la oportunidad de disfrutar del esplendoroso paisaje de la costa norte de la isla, tomando como punto principal la playa de Cabarete, entre otros lugares; y al mismo tiempo disfrutar de un programa que combina una muestra de exponentes dominicanos con artistas foráneas.  Es un frote de manos colectivo, una sola voz, independientemente de que a alguien las circunstancias le impidan asistir.  

Es un equilibrio importante el que nos presentan. En este año, por ejemplo, su versión 18 ofrece un calendario que se desarrollará del 6 al 9 de noviembre entre Puerto Plata, Sosua y Cabarete, abarcando seis propuestas dominicanas, entre agrupaciones e invitados especiales, y siete extranjeras, también entre agrupaciones e invitados especiales.

En momentos en que se advierte una apertura de todos los festivales de jazz del mundo, este va con esa tendencia. Es costumbre que el cierre del mismo contemple la virtud del baile, es por ello que siempre tiene cabida un formato bailable que habla de la identidad dominicana y/o caribeña. En ese sentido, el fusón, expresión urbana de nuestra música contemporánea, llega con su máximo exponente, Fernando Echavarría y la Familia André, lo que significa un broche de oro.

Y muchas veces, entre el disfrute y los placeres, no notamos un aspecto de gran valor. Se trata de esa labor altruista que se hace realidad con la Fundación Educativa DR Jazz Festival, dedicada a la formación musical en el territorio donde se ha desempeñado este evento. Es un trabajo que de alguna manera garantiza la permanencia en el tiempo de este evento, pues con ello se invierte en la materia prima de cualquier presentación musical: los músicos.   

Son razones gallardas que junto a otras, no menos importantes, han convertido a éste en el festival más impactante que se ofrece desde Quisqueya. Su naturaleza y desempeño hablan por sí solo.

En 1993, Playa Cabarate fue escenario del primer festival “Ola”. Luego de cuatro versiones, a partir de 1999, este se convierte en el Domincan Republic Jazz Festival, emprendiendo una saga de versiones por la que han desfilados grandes figuras, y convirtiéndose en importante elemento sociocultural y vehículo de atracción turística. Nombres como los de Chuck Mangione, Chucho Valdés, Ray Barretto, Johnny Ventura, Antonio Sánchez, Crispín Fernández, El Prodigio, Sandy Gabriel, Danilo Pérez, John Benítez, Gonzalo Rubalcaba, José Alberto “El Canario” y Giovanni Hidalgo entre otros, están escritos en las páginas que cuentan su mágica historia.

  • Para ver programación 2014, entra AQUI.



Bass Jam. Versión 2009. Eddie Gómez, John Benitez, Ramón Vázquez y Abel González (bajos), with Efrain Toro en la batería.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Retro Jazz por múltiples senderos

(Por Alex Quezada).

Sabiendo de su calidad, la que está más que comprobada, fuimos a disfrutar de la reiteración de una propuesta con una muestra importante del cancionero dominicano, versionado en diversos formatos y géneros. Con esa certeza acudimos el pasado viernes, 12 de septiembre, al Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo, al llamado Concierto de Otoño de la banda Retro Jazz. Lo primero que apreciamos fue el trabajo de la joven vocalista Nicole Santiago, quien ha demostrado su versatilidad junto a Pachy Carrasco y su Bossa & Pop, Toné Vicioso y otras figuras. Esta aportó una nota de la exquisita bossa nova que viene reputando su nombre. A ella y su cuarteto les tocó ser teloneros de la  noche, con cinco temas, incluyendo su versión de “Amapola”, de Juan Luis Guerra, llevándola a los senderos del pambiche con guitarra y batería, en una noche donde el público fue su aliado.

Finalizado el primer acto, se abrieron las cortinas para Retro Jazz, y surgió el espontaneo aplauso de la concurrencia que abarrotaba la sala; ésta aún estaba en penumbras, cuando percibimos la figura del líder y bajista, sólo en el escenario. Los primeros acordes de su instrumento, nos dieron la idea de que el tema de inicio, al igual que otros siguientes, llegaría salpicado con múltiples colores que enriquecerían las versiones capturadas en las grabaciones de su Volumen 1 y 2. 

En escena estaba Pengbian Sang, y el tema de opening fue un
Papa Boco”- de la autoría de Manuel Sánchez Acosta- que brotaba de aquellas cuerdas, mostrando fases fuertes, seguidas por pasajes sutiles, un contraste que de súbito generó el deleite del público al reconocerla.  En breve se le unió el percusionista Edgar Molina, quien con su toque de cajón “le dio madera al asunto”. El baterista Ezequiel Francisco hizo lo propio, agregando sensación ominosa a la pieza. El saxo de  Jesús –Gury- Abreu también entró en juego con el ya antológico estribillo, apoyado por el piano de Álvaro Dinzey, y la guitarra de Federico Méndez.  Concluido éste que superó los nueve minutos, de inmediato llegó el tema “Pena, que popularizara Luis Segura, y que sirvió para recibir a la vocalista oficial de la banda; Nairoby Duarte, a quien apreciamos cada vez más confiada y desenvuelta en su actuación. Con su voz de notables cualidades, lo cual le imprime al grupo mayor profundidad para abordar diversos géneros.

Continuarían las versiones de “Confundido (Anthony Rios), Derroche” (Manuel Jiménez) y Hasta que me Olvide (J.L. Guerra), esta última en la cual Molina aportaría un impresionante introducción de kalimba, para luego navegar en un melódico reggae balanceado con clarinete, y derivar en un jam de varias tendencias. “Devórame otra vez”, de Palmer Hernández, precedió a “Vieja Mesa”, de Victor Victor, recibiendo esta última, el más sobrio abordaje en tono de jazz y vocalización, que desde nuestra perspectiva pudimos captar, aunque sospechábamos lo que podría suceder con el tema “Siña Juanica”, y el estilo angustiante que le imprime  Nairoby a la misma, acompañada del piano de Álvaro y ubicada  desde una simple silla campesina. Esta interpretación recibió el apoyo del  performance de una bailarina que acentuó más el dolor que trasmite esta canción.  

Con énfasis de saxo y teclados, transcurrió el instrumental “Sancocho Prieto” (L. Alberti), que dio paso a “El Negro Feliz” (J.L. Sosa), pieza que contó con la voz de Álvaro Dinzey, la cual estuvo dotada de notorio aporte percusivo y un scat que iba de la mano con el teclado.  Tras breves palabras de agradecimiento a Nicole Santiago, el tema “La ventanita”, de Micky Tavera, serviría para que esta se uniera a Retro Jazz, para su interpretación.

Nairoby volvería al escenario, esta vez junto a otros dos invitados, el trompetista costarricense Ernesto Núñez y el trombonista Silvio Trinidad, quienes se unieron para un estreno. El tema “Atado a tu Volcán”, que adquirió notoriedad en voz de Ednita Nazario, y de la autoría  de Frank Ceara- presente entre el público- se enrumbó por un sendero de swing, con acertado color de big band, matizado por la trompeta de Núñez, quien permanecería para el tema “Donde Podre gritarte que te quiero?” (L. Porcella De Brea), que también  recibió una armonización que emuló una gran banda, con el teclado de Dinzey que lo recargó de un tono psicodélico, dando paso a unos versos en rap de Edgar Molina, para luego Nairoby ripostar con energía hasta completarla.

Su composición se convirtió en su tributo. Eso podríamos decir en el caso de “Hola Nuevo Día”, de Yaqui Núñez del Risco, la cual fue abordada de manera breve y precisa, con la atmosfera que ameritaba su recién partida sin retorno.  Para retomar el ritmo, con aire de bossa nova, surgieron las notas de “Amor Narcótico”, a tres voces, pues a las de Dinzey y Nayrobi se les unió la de su autor, Jandy Félix, lo que generó aplausos que rebosaron la sala varias veces más.

Como un blues intempestivo, fue el inicio y todo el discurrir de “Dile, de Charlie Mosquea, con otra valerosa interpretación vocal y ejecución de guitarra, amén del resto de la banda, y el cierre que le dió la vocalista, que con la misma concitó la mayor ovación de pie y aplauso del público. Antes de proseguir, Pengbian agradeció a patrocinadores, personas y medios que de una forma u otra colaboraron con este evento.   La ruta de la despedida inició con el tema  “Vive” de José Antonio Rodríguez, señalado por el director de la banda como un himno a la vida. La composición, que en versión merengue fue popularizada por Milly Quezada y también entonado como balada pop por su autor, aquí tomó los  rumbos del pop tropical con derivación en samba y notorios matices de percusión y teclado.

El final-final lo constituyó el tema “El Guardia del Arsenal”, que ya se ha ido estableciendo, junto a su autor Luís –Terror- Días, en figura de culto. Y cuando esto sucede, basta con el gran aplauso de satisfacción; en esta ocasión, también va un bravo fuerte para Pengbian Sang y Retro Jazz, además de recordar que honrar, honra.

(Foto: Alexis Méndez). 



Escucha fragmento de la visita Pengbian Sang a la cabina de Música Maestro, el 23 de marzo de 2014. 

El merengue, gran protagonista del cierre del DR Jazz Festival 2016

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