miércoles, 15 de julio de 2009


En los últimos días, ha estado en mi mente, por lo que he retomado con creses, momentos en el que he disfrutado de su música. Y entre temas y temas llegaron cosas a mi mente. Es por esto que quiero referirme a un aspecto relacionado a Tito Rodríguez. Tiene que ver con el espíritu innovador y el constante deseo de reinventarse que vivieron en el cantante y músico puertorriqueño y que fue complemento que participó en la orquestación de su éxito.
En una ocasión escribí un artículo titulado “Si Tito estuviera vivo”, y en este, entre otras cosas, traté la posibilidad de que en estos años, a pesar de su edad, Tito estuviera involucrado en el ambiente de las fusiones tropicales, y hasta en el rap caribeño y el reggaetón (así como lo hizo Celia en sus últimos trabajos).
Dicho alegato, que a primera vista parece un sacrilegio, está sustentado en las acciones de Rodríguez a lo largo de su carrera. Fueron decisiones que el intérprete tomó sin temer y que le garantizaron vigencia en el escenario musical de Nueva York y América Latina.
Entre esas decisiones, está la que situó a su orquesta entre las tres más influyentes de los años 50 en la Gran Manzana, conjuntamente con las de Frank Grillo (Machito) y Tito Puente. La Banda de Tito Rodríguez ha sido paradigma histórico entre las formaciones musicales de su tipo. Los críticos decían, y el mismo Tito alardeaba, que esta banda, por muchos años, decidió contar con los más talentosos músicos de Nueva York, o por lo menos con un buen grupo de estos, como Israel López (Cachao) en el contrabajo, René Hernández en el piano y uno de los más ongeniosos arreglistas de la gran urbe, Mike Collazo en el timbal, Marcelino Valdés en las congas, John Rodríguez en el bongó (el más novato, pero poseedor de grandes condiciones), los saxofonistas Bobby Porcelli, Ray Santos y Mario Rivera, y los trompetistas Víctor Paz, Emilio Reales, Tony Cofresí y David González.
Con esta orquesta, Rodríguez mantuvo por años lo que mucho llamaron una dictadura musical, la cual llevaron acabo su grupo y el de Tito Puente en las noches del Palladium, el centro de baile más importante de Nueva York para esa época. En su libro “La música del Caribe”, el periodista José Arteaga asegura que “ni Machito, a quien se consideraba el maestro de ambos, se presentó en el Palladium a raíz del debate entre los Titos; ni siquiera Pérez Prado que era el padre del Mambo; tampoco lo hicieron Chico O´Farril, Dizzy Gillespie, Charlie Parker, ni José Curbelo”.
Con la entrada de los años sesenta llega un nuevo panorama musical en el que las grandes bandas y el mambo son desplazados por formatos orquestales más reducidos como la Charanga y los Sextetos, y expresiones novedosas como la pachanga.
Tito, que no resistía quedarse atrás, asumió el reto y acogió la pachanga en el primer lustro del decenio, y a partir de la segunda mitad se involucró en el bolero.
Para muchos, este hecho significó un desfase, pero contrario a esas críticas, aquel arriesgado paso le inyectó nuevos aires a su carrera.
La presencia de Tito en el bolero fue un hecho importante para la permanencia del género. Con el auge de la pachanga, y más tarde de bógalo, con el nacimiento y proliferación por todo el mundo de formas musicales como la bosa nova y el pop, el bolero estaba destinado a quedar guardado en el recuerdo, pero un reducido grupo de artistas, entre los que estuvo Tito, como uno de los principales, mantuvieron presente antológicas composiciones y dieron a conocer nuevos temas románticos. Además, el hecho de que Rodríguez fue uno de los principales modelos a seguir por las siguientes generaciones de cantantes que escenificaron el movimiento de la salsa, hizo que muchos de ellos, como buenos relevos generacionales, mantuvieran vivo al bolero.
Estos ejemplos son la prueba de su afán por ser diferente, lo que lo convirtió en una de las leyendas de la música caribeña, lo que hizo que la gente lo recuerde como un artista inolvidable.

Especial en MUSICA MAESTRO. Domingo 19, de 3:00 a 5:00, Quisqueya FM (96.1), www.compasillo.com y www.certvdominicana.com

martes, 14 de julio de 2009


Como muchos dominicanos, dentro y fuera del país, trato de sacar tiempo, aunque lo tenga escaso, para escuchar el programa radial El mismo golpe con Jochy (Sol, 196.5 FM) del comunicador Jochy Santos. Como muchos, estoy convencido, por experiencia, que este espacio proporciona cambios en el agotador estado de ánimo que a las 5:00 debe tener un hombre y una mujer insertado a la productividad, alivianando las labores del la oficina, si aún está en ella, o entreteniendo tu existencia entre los odiosos tapones que forman el tráfico de automóviles.
Una temática ligera, unida a una producción radial acabada, en la que el entretenimiento, la información y la educación viven confundidos, han hecho que Jochy y su espacio hoy sean marcas registradas. Y es que este hombre, ha sabido combinar sus experiencias en los medios con sus orígenes, lo que conecta sin tapujos en todo el que lo escucha.
Con todo lo mencionado, me atrevo a asegurar que su peso en esta sociedad lo que lo ha convertido en resorte hacia el éxito de artistas de la música y temas musicales, sin pretender encasillar su espacio como musical. Escuchando como todo el que quiere promocionar su carrera musical en el país, ya sea nativo o extranjero, pasa por su cabina de radio, me llegan a la memoria dos imágenes.
La primera me lleva a la mitología griega que cuenta la historia de Midas, rey de Frigia, al que Dioniso, por su hospitalidad con Sileno, le otorgó el poder de convertir en oro todo cuanto tocara.
La otra imagen es del patio, y recrea aquellos años dorados del programa de televisión “El Show del Mediodía”, cuando los comediantes, más que hacer reír al espectador, buscaban que lo haga Freddy Beras Goico, lo que significaba una carta de triunfo. En esa época, Freddy ya tenía la imagen que aún ostenta, con la que incide en la sociedad, como también lo está haciendo Santos de manera categórica.
Así, como la acción del Rey Midas, o la risa de Freddy, la palabra de Jochy es ley para que un tema musical, o un intérprete alcancen el éxito. Es un logro que anhelaría cualquier locutor musical o director payolero, pero que, para beneficio de los actores de la música popular, ha recaído en un medio y una figura que han mostrado seriedad a lo largo del tiempo.
Y estoy totalmente seguro de que el popular animador está conciente de su incidencia, pues advierto bondad en algunos casos, cuya calidad son deplorables. Quizás lo hace porque está conciente de que esas propuestas son las que prefiere el pueblo, o simplemente porque es un hombre sin malacia.

lunes, 13 de julio de 2009

…la voz que narra dice que “la música no es más que un pretexto”. Y yo le endoso el término pretexto a la obra, a los personajes, para continuar con mi eterno discurso que le da papel preponderante a la salsa como forma de expresión de la identidad latina.
En ese juego, el pretexto, de quimera, pasa a ser torbellino que engrandece a Maestra Vida, convirtiéndola en documento obligatorio, si es que quieres entender como viven nuestros pueblos latinoamericanos.
Es una historia que se repite. Lo comprobé en estos días cuando visité mi barrio y vi que sólo la gente había cambiado y que todo estaba igual. Quizás alguna que otra casa remodelada, tal vez algún que otro chisme que nunca había entrado en escena, pero al final, la misma esencia.

En 1993, produje esta pintura. Es un Oleo en el que se aprecia una de las calles de mi barrio, El Ensanche Espaillat, ubicado en la parte Norte de Santo Domingo. Alexis Méndez

Precisamente es el barrio, conglomerado que vive en cualquier rincón de nuestra América, el escenario utilizado por Rubén Blades para describir el día a día de personas como Carmelo Da Silva, que en Santo Domingo lo veríamos como “el tíguere serio”, ese que “no le coge corte a los maleantes”, y cuya honradez estaba más que probada, al punto de llegar a enamorar a la hermosa Manuela Peré-“aquella arrolladora Manuela”-dice el narrador; y otros como Ramiro, el hijo que llenaba de orgullo al papá, y al que el entorno le cambió desordenadamente el destino. No obstante, seguía siendo el tesoro más preciado, por que al final, como escribió Rubén años después, “familia es familia y cariño es cariño.
Son personajes que viven en cualquier barrio, con nombres diferente, pero con la misma carga existencial que reflejan en Maestra Vida.
Maestra Vida es la primera Opera salsa original, la cual fue escrita por Rubén Blades (Antes, en 1973, Larry Harlow había publicado Hommy, una adaptación de la Opera Rock Tommy, de The Who). El mundo salsero pudo disfrutarla a partir de 1981, en un álbum doble que produjo Willie Colón y en el que se aprecian arreglos que involucran aires sinfónicos, adheridos a la esencia caribeña.
Siguiendo con los pretexto, estas líneas lo son, pues quieren invitarte a que escuches esta obra musical, el próximo domingo 19 de Julio, en el programa MUSICA MAESTRO. Posiblemente, nunca la has escuchado completa, aunque el disco adorne tu estante, ya sea en LP o CD, o tal vez la tengas alojada en un disco duro.
Esta semana te acompañaremos a escucharla, y junto comentaremos los diálogos y alguno de los temas que la incluyen, como "Manuela", "El nacimiento de Ramiro" o "Manuela después… (La doña)".
Escúchanos los domingos, de 3:00 a 5:00 PM, por Quisqueya FM (96.1), y por la Internet en http://www.compasillo.com/ y http://www.certvdominicana.com/ .

Maestra Vida-Programa

Primera parte:
"Prólogo" (5:11)
"Manuela" (6:53)
"Carmelo (Parte I)" (1:16)
"Como tú" (3:17)
"Carmelo (Parte II)" (1:00)
"Soy una mujer" (2:25)
"La fiesta" (6:23)
"El nacimiento de Ramiro" (7:42)
"Déjenme reír (Para no llorar)" (5:32)

Segunda parte:
"Epílogo" (5:18)
"Manuela, después... (La doña)" (9:14)
"Carmelo, después... (El viejo Da Silva)" (9:33)
"El velorio" (5:00)
"El entierro" (6:06)
"Maestra vida" (7:14)
"Hay que vivir" (1:20)


Todos los temas fueron compuestos por Rubén Blades.


Nota: Con la transmisión de esta obra musical rendimos tributo y deseamos un feliz cumpleaños a su autor. Rubén Blades cumpleaños 16 de Julio.

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