En memoria de un hermano.
“Nadie se atreva a
llorar, dejen que ría en silencio”-Raphy Leavit
Esta mañana decidí que no quería más ataúd.
Supongo que lo mismo pensarán Toni, Pipe, José Federico, Julio Virdes, Luis
Aquino, Martín Báez, Alex Quezada, Rómulo Estéfani, Claudio Polonia, Giovanni
Santana, Gabriel Ruíz (que por estar en Medellín, debió sentirse impotente) y
los demás amigos que asistían a “La Parada 9” . Y supongo, que como yo, ellos quieren
seguir la fiesta, celebrar la intensa vida de Luis Martínez, tal como lo hicimos
ayer: luego de salir de la funeraria, escuchamos y cantamos temas de Rubén
Blades y otros que siempre invocarán su recuerdo. No quiero cementerios. Prefiero
recordar las veces que en broma, se refería a las cosas más serias.
Para nosotros, que lo conocimos en el universo
musical, era Luis; pero antes de entrar en nuestras vidas, entre muchos se dio
a conocer y querer como El Negro. El Negro Martínez fue un incansable luchador, camilista
de los que nunca se dobló. Hasta el último momento trabajó desde el movimiento
independiente Partidarios de la Revolución Democrática (PARED), órgano que en
los últimos años le permitió expresar sus puntos de vistas y encausar proyectos
en favor de los mejores intereses de la nación dominicana.
Este hombre defendió sus ideales hasta el
último momento. Siempre tuvo la capacidad de tejer una trenza donde el humor,
la música y el buen ejercicio de la política convivían. Por eso quiero
recordarlo activo y feliz, dando su mejor brazada para nadar contra la
corriente, si la corriente no llevaba el mejor cause, adornando su discursos
con "frases Blades" y una sonrisa encantadora.
Luis, Negro-como quieran llamarles-no nos dejó.
Apenas su cuerpo marchó, porque nos quedó el espíritu del luchador, ese humor
negrísimo hasta doler y la lealtad que nos inculcó (que hablen sus compañeros
de PARED y de La parada 9).
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