Sabrina y Wateke o la crónica de una noche genial
(Por Alexis Méndez).
Debo iniciar estas líneas aclarando mi
satisfacción por compartirlas con los lectores y adelantando que las mismas son
interesadas. Pero también debo citar una frase que siempre he escuchado de mi
madre, “Amor no quita conocimiento”. Lo digo, porque independientemente de mi
inclinación hacia la propuesta del Grupo Wateke, y a la grata sensación que me
produce escuchar la voz de Sabrina Estepan, voy a referirme a un grupo de
maestros que honra la escena del jazz de Santo Domingo y a la cantante
dominicana más versátil y preparada de su generación.
Toco madera si aseguro que quitarse el sombrero
es poco cuando se escucha el sonido funk de Wateke, el cual viene entrelazado
con elementos marcados de la música dominicana. Un ejemplo, entre muchos de los
que sellan la originalidad de esta agrupación, se encuentra en el desempeño de
su director, Rafael Díaz, quien a través de la batería ha desarrollado patrones
rítmicos de la tambora y la guira. Traigo este aspecto, porque sé que los que
han disfrutado de esta propuesta, saben que tengo la razón al mencionar que la
participación de Rafelito en temas como “Shuffle G”, “Caña Brava” o “Tuti
pambiche”, generan algarabías mayores.
El 27 de julio, el “Fiesta Sunset Jazz”,
presentó en La Azotea del Dominican Fiesta lo que sería un lujo para los
asiduos visitantes de este espacio, y para los que llegaron allí por primera
vez. Se trató de una combinación espectacular, una fórmula que desbordó las
expectativas, en mi caso magnificó mis emociones. El programa de ese viernes
trajo la presentación de Sabrina Estepan, acompañada del Grupo Wateke. O mejor
lo digo como ellos han querido que se nombre, “Sabrina y Wateke & Wateke y
Sabrina”. El caso es que fue una presentación donde la cantante y el grupo (en
esta ocasión en formato de trío) se mezclaron en un contenido donde no hubo más
protagonistas que los mismos temas que allí se escucharon, tratados desde una
óptica exclusiva para aquel momento.
El repertorio.
Como de costumbre, Fernando Rodríguez presentó
a los músicos participantes, quienes fueron llegando al escenario a medida que
escucharon su nombre: Luigi Feliz (bajo), José Miguel Cabrera (piano, teclado y
arreglos) Rafael Díaz (batería y dirección musical) y Sabrina Estepan (voz).
Lo que siguió a continuación fue presentado por
Sabrina Estepan, quien salió del escenario para que Wateke interpretara un
bloque de temas instrumentales, comprendidos por “Buenos momentos”, “Wateke Hip
blues” y “14 de noviembre”, todos compuestos por Rafael Díaz. Los aplausos no
se hicieron esperar. El público sentía que recibía el gran regalo por parte de
este trío que denotó la más alta calidad durante toda la noche.
De inmediato Sabrina Estepan se integró al
grupo y se refirió a la afinidad en el gusto musical, existente entre los
integrantes de Wateke y ella. Como ejemplo, salió a relucir el tema “Come with
me” de la cantante, pianista y compositora brasileña Tania María. Por supuesto que llegó la pieza, en la que la
intérprete y el trío se confundieron en el buen decir de melodías.
La primera parte del show concluyó con
“Samurai”, tema del conocido cantante brasileño DJavan. Este fue interpretado
por Sabrina y Francisco Xavier, un intérprete que entre voces y bailes se
acopló al trabajo realizado por Estepan y la agrupación.
La segunda parte del show inició con los
instrumentales “Ideas”, “Shuffle G” y “Caña Brava”, este último con un singular
tratamiento, gracias al arreglo de José Miguel Cabrera. Luego entró Sabrina,
quien felicitó a los padres que allí estaban presentes y aprovechó para
interpretar un tema que su padre le cantaba cuando era una niña. Se trata de
“Acalanto” (Canción de cuna) de Chico Buarque. Definitivamente, este significó
el momento más emotivo de toda la noche, donde se sintió a la intérprete
entregar el alma en una participación. “Just the two of us”, el clásico
de Grover Washington Jr. sumó una versión más a su larga lista, en esta ocasión
con la participación vocal de Sabrina y José Miguel Cabrera.
Uno de las interpretaciones más
impactantes y que mostró al máximo la grandeza de Sabrina, fue el tema “Tu
eterno enamorado” de Rafael Solano, el cual fue presentado en formato de swing.
La despedida se mostró más tropical con “Que Dios bendiga el Cibao”. A ritmo de
cha cha cha, Sabrina cantó esta emblemática composición de Juan Lockward.
La ñapa.
Fue grande la embriaguez en la
que quedamos todos, por todo lo recibido. Esto se manifestó entre aplausos y un
coro unísono que gritaba “otro”. Entonces tocó el turno al conocido tema “Papá
Bocó”, de Manuel Sánchez, que se escuchó en una rara y contagiosa versión gagá,
coronando así mi convicción de que este junte debe continuar más allá y crear
muchas noches geniales, donde el talento arrope la atmosfera, donde el buen el
arte sea el rey, como sucedió allí.
Comentarios