Pabelló de la Bachata de la Feria del Libro, otra Carne de cañón
(Por Alexis Méndez).
programamusicamaestro@yahoo.es
@alexis_mendez
A pesar de haber calmado el
torbellino de la discriminación, aún soplan fuertes vientos que señalan a la
bachata. Gente acomodada en su olimpo, con nariz e intelecto tan egoístas como
erguidos, continúa negando la realidad, sin darse cuenta que con ello ignoran
que los pueblos tienen identidad. Lo dicho pudo comprobarse en la XVIII Feria
Internacional del Libro realizada en la ciudad de Santo Domingo, donde habitó
un Pabellón de la Bachata, el cual fue objeto de desprecio por parte de una
minoría, que en su necedad insiste en la no aceptación de esta forma de
abordar la música, viva creación de la mayoría.
Acudí al llamado del Viceministro
de Creatividad y Participación Popular, señor Juan Tomás García “Tommy”, para
diseñar un programa académico y de animación que vincule esta expresión con la
identidad de nuestro pueblo. Así lo hice. Con el apoyo de Tommy y el cantautor
Víctor Víctor, y por supuesto del Ministro de Cultura, señor José Antonio Rodríguez, dicho Pabellón se convirtió en un importante foro de debates. Uno muy interesante fue generado por el novel escritor Edwin Castillo, quien se niega
rotundamente a reproducir algunas frases, como aquella que corea que con Juan Luis Guerra o
Romeo Santos, la bachata se ha refinado, asegurando que esta es otra de las
tantas maneras que utilizan algunas personas de la clase media-alta para
pisotear a los pobres, sin que se note atropello. Además se realizaron charlas
de alto valor socio-antropológico como la de Manuel Arias, encargado del
departamento de Historia Oral del Archivo General de la Nación, quien construyó
una geografía bachatera, ubicando los pueblos donde nacieron los intérpretes
más importantes, y haciendo un trazado demográfico de los primeros barrios de
Santo Domingo donde se escuchaban esos primeros boleros que fueron germen de la
bachata.
Actividades como las mencionadas
se unieron a otras charlas, como la de Xiomarita Pérez, quien además realizó dos
módulos introductorios para aprender a bailar bachata; también figuraron algunos talleres
de apreciación, que me tocó dar a niños y adolescentes. Además contamos con la
presencia de protagonistas de la historia, tales como José Manuel Calderón,
Ramón Cordero, Idilio Paredes y Luis Segura, quienes aportaron sus testimonios
y deleitaron a decenas de personas con algunas de sus canciones.
Todo aquello fue debidamente
documentado, en audio, audiovisual y fotografía, gracias al esfuerzo de Alex
Quezada, co-productor de Música Maestro, quien se constituyó en un fiel
colaborador. Otros que se unieron al esfuerzo fueron el artista visual José
Mercader, quien cedió una muestra de caricaturas de algunos bachateros, las que
conformaron una galería muy particular. También vale mencionar al equipo de
edecanes y asistentes de la feria, encabezado por Nancy Vizcaíno. Estas personas hicieron suyo el proyecto.
Ahora, pregunto yo, ¿Se puede
decir que un trabajo como este no es serio?, ¿Se puede asegurar que el mismo no
contribuye a educar y a la valoración de nuestros signos de identidad?
Desafortunadamente, algunas voces lo hicieron, y hasta desacreditaron la Feria,
poniendo como ejemplo “el relajo” que constituía el Pabellón de la Bachata. Pero
lo más penoso, es que nunca entraron al mismo, ni siquiera pasaron por el
frente. Simplemente sintieron que la palabra bachata hacía ruido en su universo,
y en su afán de enlodar, lanzaron absurdas y desfasadas críticas.
Para bien o para mal, La Feria del
Libro ha ido más allá de los libros y las actividades de leer y escribir. Hoy
tenemos que hablar de una concentración donde convergen diferentes áreas del arte y la
cultura del pueblo dominicano, y de otras que se suman a la interacción. Puedo
entender que se quiera volver al concepto primario, y que el evento sea
exclusivo de publicaciones. Lo que no me llegará cuadrar son las maneras cerradas
y nefastas de algunas élites, que entienden que la cultura de un pueblo solo vive entre estanterías, tinta y papel.
Finalmente, como la bachata es
resultado del pueblo- el triunfo de los pobres, dijo Luis Días- al pueblo
también le dimo su momento. Mejor no pudo concluir el programa, que abrió un
micrófono para todo el que quería entonar un tema, y descargar sus deseos a
través de su voz. Allí llegaron mujeres y hombres, niños y niñas, todos
cantando y contando sus realidades, bailando y sonriendo ante el dolor que
sugiere la marginalidad y que bien se representa en cada bachata.
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