Atronik Room: Otra experiencia de Edgar Molina
(Por Alex Quezada).
alexquezada1@gmail.com
Innovación y vanguardia son dos atributos que
bien podrían distinguir la inquieta labor del joven percusionista Edgar Molina, una figura que desata las
más variadas vibraciones en la actual escena musical de República Dominicana. Éste
sigue exponiendo su destreza en su set de instrumentos que continúa ampliando
constantemente y con el cual aborda los diversos matices de la música tropical,
jazzística y afro-brasileña que tanto cautiva al público espectador en sus
actuaciones, que entre gestos, sonrisas y emociones deja escapar su
satisfacción, como quedó evidenciado el pasado lunes cuatro de agosto son su
propuesta Edgar Molina’s Atronik Room.
Una
vez más, amantes del Jazz, Bossa nova y World Music que se dieron cita como
cada lunes a Lulú Live Sessions, en Lulú Tasting Bar, fueron testigos de otra
experiencia hasta cierto punto novedosa, que también integró a Álvaro Dinzey en los teclados, a Esar Simó en el bajo; y en la que su desempeño
tuvo interacción con disimiles objetos que aportaron su sonoridad propia. Todo
esto combinado con el material del Dj
SeleKtor Siete, quien manipuló sus
discos de vinilo, de donde surgieron desde elemetos del Funk y música
electrónica hasta variantes de Lounge y Ambient, que le dieron el toque retro
que complementó cada pieza a modo de banda sonora que se fue nutriendo mientras
avanzaba en su desarrollo.
En
un escenario donde destacaba la inclusión de una licuadora que no solo fungió
como símbolo alegórico de mezclas, musicalmente hablando; sino que la misma
tendría una función en sí, pues allí se expusieron combinaciones de múltiples
tonalidades en base a clásicos desde “So What” de Miles Davis, Nothing Personal” de Don Grolnick, “Papa Lips” de Bob Mintzer o “Agua de marzo” de Tom Jobim, hasta improvisaciones e inquietudes
propias que fueron lo suficientemente demostrativas para expresar lo abierto y
absolvente que pueden ser los géneros y
estilos cuando están en las manos correctas.
Si
bien la sobriedad y los detalles minimalistas fueron elementos que destacaron
en la propuesta Percutrónika, de Molina junto a Guarionex Aquino y Fellé Vega,
la cual apreciamos el pasado cinco de julio en Casa de Teatro, en esta ocasión
su ensamble Atronik Room es más
recargado en lo sonoro, agresivo en su ejecución e híbrido en su concepción e
interacción constante entre los miembros del cuarteto, y con escasos y breves solos.
Así transcurrió el repertorio de alrededor de doce piezas, hasta llegar a la mezcla más esperada cuando se desplegó la ambientación de un bar con sus detalles de ruido, murmullo, cristales y música, al tiempo que Edgar ejecutaba la batería, improvisaba el monólogo de un bartender, mientras operaba la licuadora a su alcance y en la cual fue agregando los ingredientes para un gran trago, del cual tomé, y aquel sonido también fue parte del tema en desarrollo.
La
pieza “Agua de marzo”, con énfasis del teclado de Dinzey y la
incesante batería de Molina que intermitente sobrevolaba su ejecutoria, se
extendería hasta sorpresivamente conjugarse entre fragmentos de dos temas de
Esar Simó en su etapa de ICSR Proyect, como fueron “La Bomba de Los Mina” y “El Radio”;
la osadía rap también tuvo como recompensa el aplauso de los presentes.
En
conversación aparte, Alvaro Dinzey, también vinculado al proyecto Retrojazz,
nos expresó su valoración sobre este concepto de producción como una grata
experiencia. Por igual la noche sirvió para Esar estrenar su nueva adquisición,
un bajo Sendel; un baby bass del cual
nos comentó de su procedencia colombiana y de su confección hecha a mano; agregando
que actualmente este instrumento es la sensación en las nuevas grabaciones de
salsa; que su constructor ha generado un fenómeno que está vendiendo bien y con
el cual ha conseguido un excelente sonido, inclusive con más punch que los originales
baby bass de los 60s.
Foto: Alex Quezada.
Foto: Alex Quezada.
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