Félix: Feliz
In memoriam Félix del
Rosario.
Aprovechaba el fin de semana para leer el libro
memoria del IV Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura en el Caribe
(MIC IV) (1), acción que de seguro pariría algunas líneas para
compartir; pero una noticia me interrumpió. Como un empujón para que
definitivamente deje de creer en la casualidad y termine de aceptar la cosa
divina, mientras la pausa daba paso a otros quehaceres, en mi memoria
martillaba una frase escrita por Marivell
Contreras: “El Maestro Félix del Rosario fue escuela en medio de la
improvisación. Un músico prodigioso y sensible que siendo académico descubrió
el sentido de la libertad que le proporcionaba conocer las reglas”.
Esa frase quedó registrada en el mencionado
libro, incluida en la ponencia de Contreras, “Félix del Rosario: Un alma de
jazz en un cuerpo merenguero”. Reflexionaba en torno a ella, justo en el
momento en que me enteré del fallecimiento Félix.
Cosa divina, repito. De inmediato me abordó la
tristeza, por la partida del gran músico y más porque se marchaba el ser humano
afable y complaciente (su mayor prenda). Varios minutos marcaron un oscuro
escenario, un torbellino de tristeza, sentimiento que no resisto.
Por suerte tenía suficiente argumento para
reponerme, tales como la sonrisa tierna e inocente del maestro, la cual yacía
permanente en su rostro, y su don de caballero, que ni en los momentos más
difícil de su enfermedad desapareció. Pero sobretodo, la música alegre, que
fruto de su energía positiva, regaló a la gente dominicana y de otros lugares.
Su formación y fogueo en la calle encontraron equilibrio y fueron coronadas con esas notas que invitaban a la alegría, fruto de un estado
de ánimo invariable…consistente.
Así decidí recordar Félix: Feliz. Lo recordaré
como a cada melodía de las que escribieron su historia musical, esas que se
sumaron a cualquier expresión: Samba, bossa nova, mambo, cumbia, guaguancó,
bolero o merengue. Como a ese repertorio, que un día empezó a levantar y que cada
fin de año disfrutamos. Es el mismo que al escuchar, repetimos a viva voz, o en
el pensamiento, que “no existe navidad dominicana sin los temas de Félx del
Rosario”.
Quiero que mi memoria mantenga la sonrisa que
siempre vi. Así aspiro que todos lo pensemos, que en nuestras mentes se mantenga
la idea de que vive entre los discos de Los Magos del Ritmo, La Santo Domingo
All Star y el Grupo Félix; en las melodías y ritmos de “Skoquian” y “Mal
pelao”; en cada diciembre criollo; en el timbre de un saxo tenor o un vibráfono.
Su cuerpo está sin vida, pero él no ha muerto.
Por Alexis Méndez.
(1) El IV Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura en el Caribe (MIC IV), presentó el tema "El jazz desde la perspectiva caribeña. En el mismo, Félix del Rosario fue miembro del comité de honor.
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