Los 81 de Héctor Maisonave

Con casi 60 años en la difícil y no menos impredecible industria de la música, hoy, día de su onomástico número 81, el promotor artístico Héctor Maisonave echa la vista atrás para comprobar que nada sigue igual en el negocio, pero, aun así, su “alma de músico” no le permite claudicar.
Ha sido testigo fiel y parte importante de la historia musical latinoamericana, como impulsor incansable del ritmo salsero en todos los rincones del planeta.
Su currículum impresiona: en su haber tiene más de 6,000 eventos producidos; ha manejado, y catapultado, la carrera de unos 80 artistas, entre los que destacan estrellas como su tocayo Héctor Lavoe, Tito Rodríguez, La Lupe, India, Ismael Rivera, Raphy Leavitt, Gilberto Santa Rosa y La Sonora Ponceña.
Y esa experiencia suya ha sido reconocida en más de una oportunidad por el medio artístico. En 2010, este veterano empresario recibió el “Premio de Trayectoria” (“Lifetime Achievement Award”) por el Lincoln Center de Nueva York, una distinción a sus años en la producción y el manejo musical.
En aquella ocasión, Diana Cortot, directora ejecutiva de “International Concert”, institución sin fines de lucro que otorgó el premio a Maisonave, llegó a expresar que su elección se debió a la gran ayuda que él ha dado a tantos artistas y sus esfuerzos por crear un mercado para la música latina en Estados Unidos. “La industria musical latina, y la salsa en particular, le debe mucho”, refirió.
A esto, el laureado empresario, con la humildad que le ha caracterizado en cada uno de sus actos, se limitó a decir: “No me siento especial, pero sí privilegiado y honrado”.
Nacido en El Viejo San Juan, Puerto Rico, Maisonave fue parte de una gran estampida migratoria de boricuas que viajaron a Nueva York en la década de 1940 para escapar de la pobreza. “Fue aquí, en esta ciudad, donde di mis primeros pasos como productor en el verano de 1950”.
Aún a esta edad, la memoria sigue siendo uno de sus mejores atributos. “Empecé a organizar conciertos en espacios abiertos que atraían a cientos de personas, quienes llegaban en unos autobuses que disponíamos para el público, y eran como una especie de fiestas patronales en las que se ofrecía transporte, comida, postre y baile… ése fue el inicio de todo”, rememora mientras, de repente, empieza a aparecer un brillo especial en sus ojos.
Fue la época en la que descubrió cuál era su vocación. Pero también le tocó alzar su voz, luchar arduamente por sus metas y defender sus raíces. Incluso fue de los que protestó en la emblemática Quinta Avenida neoyorkina para que el gobierno de la urbe le concediera el permiso para realizar un desfile puertorriqueño.
“Fueron muchos los inconvenientes que se interpusieron en el camino, pero son más los recuerdos bonitos que iluminan mi mente al pensar en las sueños alcanzados”, confiesa quien tuvo la idea de organizar shows latinos a bordo de barcos que cruzaban el río Hudson hasta Bear Mountain.
Y consciente de que, como dice, “cumplir 81 años no es cosa de todos los días”, afirma sentirse muy contento de seguir dando la batalla. “Continúo obteniendo enormes satisfacciones de mi trabajo, mi principal adicción”, señaló este laborioso boricua con su usual buen humor.
Últimamente, su agenda ha estado tan activa como siempre. De abril a la fecha, ha organizado conciertos para Grupo Manía y Tito Rojas (ambos en Philadelphia, Pennsylvania); José Alberto, “El Canario”, y Andy Andy en el Six Flags New England, Springfield, Massachusetts, y el mes próximo estará encargado de la presentación en Panamá que tiene pautada la salsera India.

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