(Por Alexis Méndez)
Mi Madre es propietaria de la tienda CDMANIA, a la que acudo cuando me lo permiten mis ocupaciones. Allí me involucro entre los discos, organizando estanterías, atendiendo clientes, tomando el teléfono, y por supuesto, escuchando música.
Esta mañana pasé por allí, y al tomar una llamada telefónica, me encontré con un señor muy amable al que tuve que escuchar el siguiente monólogo.
-Saludos, yo estoy llamando porque soy un coleccionista de música, una de las personas que tiene más discos en este país…y cuidado. Ando buscando algunos temas musicales, que de seguro ustedes no lo tienen, porque son muelas de gallo.
Esas palabras fueron suficientes para llevarlo al grano, pero algo me decía que lo deje hablar. Fue así como me acomodé y mientras disfrutaba de una taza de café, continué escuchando sus rezos. Por suerte, mi humor estaba lo suficientemente tolerante.
-Yo ando buscando el bolero “Amarga Navidad” de Carlos Pizarro-Comenzó diciendo- pero estoy seguro de que la versión que quiero no la tienen. La que me interesa tiene un acompañamiento de guitarras, que no estoy seguro, pero creo que es el acompañamiento del Trío San Juan de Johnny Albino. Hay un bolero que se llama “Unión Eterna”, pero apuesto que tampoco lo tienen. La versión que quiero es la primera, grabada por Rafelito Cruz. No me vengan con la que hizo Camboy Estévez que esa no me gusta. También busco algunos temas de Pedro Infantes que es mejor ni mencionárselos, porque a usted, por la voz, se le nota que es muy joven y que no los conoce. Será mejor que me ponga a la señora que está ahí.
La verdad es que no sé como pudo descifrar mi voz, pues no hablé nada, solo le escuchaba decir, “no lo tienen”, por lo que me pregunté en mis pensamientos, ¿Entonces, por que llamas?
Quizás no como la pose caricaturesca de este señor, pero he sentido destellos de arrogancia, y el ego en alto, en mayor o menor grado, de muchos amantes a las artes que adoptan la colección.
En el caso de los que se inclinan por la música, no importa lo que escuchen, están seguros de que su preferencia es la mejor. Recuerdo un desagradable y racista comentario que un vecino de Julio Virdes le hizo. El tipo coleccionaba, además de los discos, las boletas de las presentaciones y cualquier cosa que tenga que ver con el bachatero Anthony Santos. Una tarde por el entusiasmo de ver a su ídolo en un video, dijo que “Dios debería quitarle un día de vida a cada haitiano y dárselo a Anthony Santos".
Sé que mis ejemplos son extremos, pero hablan de esa condición, ceguera que no da paso a la objetividad.
Son de las emociones causada por la música.

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