Por Alexis Méndez.
Ante la repuesta inmediata que pueden generar sus cerebros, permítanme responder que “música es el arte de combinar el sonido y el tiempo”. Pero mi respuesta quiere ir más allá y destacar las bondades de esta forma de hacer arte. Se las doy a través de algunos pensamientos.
El escritor inglés Aldous Huxley asegura que “después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música”. Es “donde convergen los sueños” escribió y ha cantado Alejandro Sanz. Gabriel García Márquez, en un lenguaje muy llano comentó, en la introducción del disco “Pablo Querido”, De Pablo Milanés con algunos invitados, que con ella se ha podido resolver lo que fue un fracaso en el episodio de la Torre de Babel.
“La música es el hombre escapado de sí mismo- escribió José Martí-es el ansia de lo ilimitado surgido de lo limitado, de lo estrecho. Es la armonía necesaria, anuncio de la armonía constante”. Ahí está la otra definición, en esos pensamientos que aseguran que escucharla, interpretarla, valorarla nos lleva a la comprensión de lo incomprensible.
Así es la música, que llevó a Tchaicosvki a asegurar que si no fuera por ella, tendríamos más razones para volvernos locos. Que a los dominicanos nos ha ahorrado las regulares Guerrillas de otros países, cuando la bachata o el merengue se componen con el ron. La música es quien mejor moldea a los pueblos y podría ser capaz de hacer del mundo un solo pueblo si entendiéramos que donde acaba el lenguaje oral y escrito ella continúa.

Publicado en el suplemento en la columna “Caribeando” del Suplemento “Fiesta” del periódico “Hoy”.
Fecha: 31/01/09

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