Salseros desde que nació la salsa, a pesar de los medios de comunicación


Se siente que está saliendo del ghetto. Me refiero a la que vive en República Dominicana, donde el freno siempre ha estado latente. Todo indica que el asunto se les ha ido de las manos a los que por décadas han prohibido que la marginalidad levante su grito y que los medios masivos se hagan eco. La preferencia del pueblo les dobló el pulso.
Lo digo porque ante un merengue carente de aportes significativos desde principio de los 90, una bachata que se repite desde hace 10 años y un reggaeton (dembow) desechable, a esos que controlan el entretenimiento solo les ha quedado la opción de mirar hacia los barrios donde los salseros abundan, desde el nacimiento de esta expresión.
Si señor, han pasado años desde que el movimiento de la salsa se hizo realidad en todo el mundo y desde ese tiempo los dominicanos hemos tenido representación, tanto en la ciudad de Nueva York-que una vez fue la gran Meca-como en el país.
Siempre se nos ha vendido como un país merenguero, ahora también bachatero; pero a nadie se le ha ocurrido decir, que contamos con una fuerte comunidad salsera que empezó a nutrirse con las migraciones hacia Estados Unidos, Venezuela y Puerto Rico en los decenios de los 60, 70 y 80. Es un colectivo que creó su propio lenguaje de diversión, con los programas de radio de fin de semana, cuyos locutores y DJs llegaron de esas esquinas. Es el que en las calles formó a sus músicos y cantantes, esos que hoy están en la mira de todos.
Pero no solo están los genuinos. El apoyo que arriba menciono, ha dado como resultado que todo los cantantes quiera interpretar salsa, que todos los cronistas de arte quieran escribir de salsa, que todas la radio busque la manera de colocar una salsa hecha en el patio, que los programas de televisión quieran entrevistar un salsero o presentar una orquesta de salsa. Hoy estamos frente a un remolino de mansos y cimarrones, y eso solo ocurre cuando existe un verdadero boom de popularidad.
Hoy seguimos siendo merengueros y bachateros, pero también se dice que somos salseros, con un estilo en construcción, con varias figuras disputándose la primacía y nuevos interpretes que dinamizan un mercado cuya base se sustenta en una expresión sólida, que perdurará más allá de las modas.

Alexis Méndez.
programamusicamaestro@yahoo.es


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