Historias de un salsero en el lugar equivocado (1)


(Por Alexis Méndez)

No niego que me muero de ganas por ir a ver la presentación de Willie Colón en Santo Domingo; pero una fuerza mayor me lo impide. La verdad es que antes de tomar la decisión de asistir a un evento musical, analizo las condiciones del lugar, que en este caso no va conmigo. Y no va, entre muchas razones, por lo costoso del sitio. Esto cae en la paradoja, pues está ubicado en un sector clase media inclinada hacia abajo, lo que contrasta con los carros de lujos que llegan aquel lugar, transportando a peloteros y personalidades de la vida pública del país que tienen al lujo y a las excentricidades como únicas razones de ser.

Lo que yo gano al mes es gastado por una de esas personas que allí frecuentan. Y si no le cae atrás a aquel estilo de vida, entre camarero y otros empleados te hacen la vida imposible, y hasta terminas odiando al artista que fuiste a ver.

Esa es la historia, repetible muchas veces y en diferentes establecimientos. Pero yo no caigo ni caeré en el error de mucha gente, que gasta miles de pesos en una reservación y al otro día no tiene dinero ni para el desayuno. Por suerte tengo todos los discos de Willie y de muchos de otros salseros que han venido a mi país, los cuales disfruto más que la minoría que van a verlos en vivo, y que lo único que les interesa es un reconocimiento social, a partir de lo material.

Ojala y aparezcan empresarios dominicanos y patrocinadores que entiendan que artistas como Willie pueden llenar escenarios más populares, de hecho el intérprete de “Tiempo pa’matar” es ídolo entre los barrios, y se escucha en las emisoras dominicanas como el primer día.

Se habla de que Rubén Blades también vendrá al país este año. Dios quiera que no ocurra lo mismo con este, porque entonces mi depresión será mortal.

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