(Por Alexis Méndez)
Recuerdo que en el 1996, mientras escuchaba el álbum “La Rosa de Los Vientos” de Rubén Blades, llamó mi atención el tema “En el semáforo”, cuyas letras dicen: Hay un supermercado en el Semáforo/ cualquiera cosa que quiera comprar/ frutas, flores, cocos, fósforo/ lo único es que tiene que parar.
De seguro que si vives en la ciudad de Santo Domingo, esta composición podría llevarte a fabricar una imagen en la intersección de las Avenidas 27 de Febrero y Abrahan Lincoln. Fue lo que yo hice cuándo escuché la voz del cantautor panameño pregonar estos versos. Si estas en otra ciudad, ya sea en Dominicana o cualquier parte de Latinoamérica, también debes haber ubicado algún punto, porque son muy comunes nuestras estampas y nuestras realidades, las que Blades ha sabido contar a la perfección.
En estos días me ha dado con “tararear esa canción”. La diferencia es que ahora no la canto con el entusiasmo de hace 14 años. Ahora me atrapa la irritación, resultado de la miseria que crece en espiral, lo que hace que cada vez sean más los vendedores del semáforo, sobretodo los que se han metido en el negocio más rentable cosechado en la sociedad dominicana: Pedir.

Da pena y rabia ver niños, mujeres y hombres tirarse frente a los vehículos para pedir un peso, para ofrecerte, desde tarjetas de llamadas, periódicos y plantas, hasta peces y perros Chiguaguas. Es gente que cada mañana, me convierten el cruce de la carretera Mella con la Avenida San Vicente de Paúl en un infierno, donde además de cuidarme de los conductores irrespetuosos, debo cuidar la vida de todos ellos.
Así transcurre una parte de mis mañanas, al son de aquel desafinado concierto, que no entona con los violines tocados por nuestros gobernantes, que no hacen otra cosa que cantar el crecimiento macroeconómico del país, que no encuentra la manera de reflejarse en los de abajo.
Rubén lo dice: “El impuesto, a la miseria que pagar”.


Escucha el tema "En el semáforo" en este reproductor.

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