(Por Alexis Méndez)
Debo iniciar aclarando que no es a mí a quien toca decirlo. Le corresponde a su creador, el cantautor panameño Rubén Blades. Recuerden que él decidió que el más famoso de los gángsters latinos, iba a continuar vivo.
Después del éxito obtenido por la crónica de Pedro Barrios, mejor conocido como Pedro Navaja, en el que todos quedamos convencido que este había muerto, ante el enfrentamiento con una mujer-que luego resultó ser un hombre-Rubén sacó una carta debajo de la manga. Se desmoronó la moraleja que gritaba, “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”, cuando tiempo después, Pedro se levantó del pavimento gritando, “¿y estos Novatos que creen?, si este mi barrio papá”. Y lo último que se supo de él, lo cantó el mismo Rubén: “Del barrio hasta la luna voló su carcajá”.
A muchos como yo, adolescente para aquella época, solo nos importaba el ritmo y la melodía del tema “Sorpresa”, suerte de son con sonidos punk que iban acorde con la tendencia mundial. Este tema era la continuación del clásico que en 1978 coronó el éxito del álbum “Siembra”. Otros, con más edad y más pasión, no resistían que el hombre del gabán y el sobrero de alas anchas resucitara, pues la leyenda ya estaba armada entre el entusiasmo de los salseros. Es una decepción para la fantasía colectiva, que de alguna manera debe arreglarse.
Pero lo repito, a quien le toca decirlo es a Rubén. No obstante quiero hacer un ejercicio épico, que bien podría ayudarlo a decir, si es que quiere, donde está Pedrito.
A los amantes de la música de Kurt Weill o de Bobby Daddy que no vayan a pensar que el hombre ha estado bajo la protección de su pariente Mack The Knife. En mi imaginación, Mack está muerto, y de no estarlo, está muy viejito. Además, Pedro no es de esos que se esconde detrás de la espalda de nadie. Es por eso que lo ubico en tres escenarios; pero antes de contarles, permítanme determinar su edad actual.
Rubén nunca habló de la edad de Pedro, ¿o si?...bueno, de algo hay que partir, y yo partiré de los 30 años, que pudieran ser excelentes, considerando que 17 es el promedio para que un latinoamericano empiece a delinquir profesionalmente. Eso nos da la idea de que a los 30 se tiene una basta experiencia, como lo demostró nuestro maleante.
El tiempo se detiene entre 1978, época en que sale al mercado “Siembra”, y 1985, cuando se edita “Escenas”: Luego de la caída de Pedro Navaja, “que cayó en la acera mientras reía”, 8 años detuvieron la cinta, que volvió a tocar en el tema “Sopresas”, cuando Pedro recobró el conocimiento y clavó la navaja al ladrón que lo revisaba mientras estaba tirado.
De manera pues, que si contamos con que en 1985 tenía 30, quiere decir que en el 2010 va a cumplir los 55, lo que nos indica que estamos hablando de un hombre que aún es joven, con el aditivo de la sabiduría. Ahora empiezo a contar.
Primer Escenario
En mi primer mundo, Pedro continuó en su ascendente quehacer criminal. Pero ya Nueva York no era el lugar apropiado, y es que los dominicanos se constituyeron en los dueños de esa ciudad, situación por la que se le haría más difícil romper brazo, pues aunque Rubencito nunca lo dijo, la nacionalidad de este debe ser puertorriqueña, mayoría latina en los tiempos del reinado del movimiento de la salsa; o en un segundo caso pudiera ser compatriota del autor, o de cualquier otro país (que lo diga Rubén, como todo lo que aquí planteo). Lo cierto es que puertorriqueño, panameño o de donde fuera, como quiera tenía que irse con su rumba a otro lado, pues el hambre por crecer que se advertía entre la comunidad dominicana no le iba permitir seguir siendo el guapo. A todo esto, sumémosle algún caso pendiente con la policía, que llegó al lugar de los hechos donde él cayó tras el disparo y donde terminó matando al ladrón, lo que nos hace pensar que debieron haber andado tras sus huellas.
Estos argumentos lo llevaron a Los Ángeles, donde, desde siempre han dominado los mexicanos. Y no es que estos sean más débiles que los de la tierra del merengue, sino que entre ellos podía empezar desde cero, sin antecedentes que puedan bloquear sus operaciones. Empezar desde cero implica cambiar de identidad, lo que hizo en el momento en que hubo una oportunidad.
A Pedro nunca le gustó meterse en líos de narcotráfico. Se arrebataba de vez en cuando, lo que fue disminuyendo a medida que avanzaban los treinta y tantos; pero nada de ventas.
Lo que sí hizo fue involucrarse poco a poco en el negocio de viajes ilegales, desde México a los Estados Unidos. En este oficio ha llegado a controlar la red mafiosa más poderosa, la que le ha permitido crear una inmensa fortuna. Aquí lo dejo y paso a la segunda posibilidad.
Segundo Escenario
En esta parte si es verdad que no importa la nacionalidad de Pedro, ya que el político corrupto es un común denominador en Latinoamérica. Esto les puede dar una idea de lo que estoy pensando. Política, Latinoamérica, Corrupción, son los elementos que diseñan el segundo mundo, en el que posiblemente este personaje continuó su vida.
Regresar a la Patria constituye el plan de vida final de la mayoría de los latinos que viven en la tierra del Tío Sam. Es por ello que este pudo haber sido uno de los sueños de Pedro. Suponiendo que así haya sido, lo ubicamos como un tipo que llegó a su pueblo natal para trabajar en la política. Pero no lo hizo por aptitud altruista, sino como vehículo que lo llevaría a tener poder, y sobretodo, licencia para robar.
Como activista político creció, al punto de llegar a ser asistente de un alto funcionario, un perro fiel que siempre daba la cara, dispuesto a poner en función todas las malas acciones del señor ministro, incluyendo tapar la boca a algún izquierdista desenfadado. Además, entre sus menesteres ha estado el ser enlace entre el gobierno de su país y las redes delincuenciales internacionales.
Tercer Escenario
El siguiente panorama también se desarrolla en su país. Pero en él está un Pedro que llegó con mucho entusiasmo a adueñarse de todo, pero los años le fueron bajando las revoluciones, por lo que decide hacer una última jugadita para retirarse. Con el dinero ganado pone un bar donde se escucha y baila música tropical. Es un lugar por el que han pasado todas las grandes figuras del son, la salsa y el meregue, quienes han dejado sus autógrafo en un enorme lienzo que es el foco de atención de todos. Además, una pared reúne fotografía de Pedrito con todos ellos.
Los días de poco flujo, se baja la música para dar paso a unas tertulias en la que Pedro habla de sus años en Nueva York, cuando solía tocar cencerro en cualquier descarga, o de como disfrutaba de las fiesta que amenizaban Willie Colón y su orquesta, La Conspiración y Los Hermanos Lebrón. Cada vez que puede, se refiere a las veces que pudo conversar con Ismael Rivera, a su amistad con La Lupe y a las veces que prestó ayuda a Héctor Lavoe.
Estamos hablando de un hombre reivindicado con el tiempo, pero conocedor de todos los códigos de la inmoralidad, lo que ha permitido que en aquel establecimiento solo entre la decencia. Además, se casó y tuvo hijos, que ha cuidado con celos y ha llevado por el buen camino.
Todos derecho a cambiar y eso fue lo que hizo Pedro en esta ocasión.
Y al final de la canción…
La bola está en la cancha. Ahora que hable Blades y nos diga si por algunos de estos cuadros está el paradero del personaje más querido de la música tropical. O quizás algunos de ustedes quieren inventar otro destino. Tu puedes hacerlo...nos toca a todos. Y es que esta es una historia que a todos nos pertenece, si somos amantes de la salsa y sus motivos.

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