(Por Alexis Méndez)
A raíz de la muerte de Luisito Martí, mucho se ha hablado de su talento, del trato caballeroso que le dio a todo sus cercanos y del respeto que le tuvo al público. Mucho sobre su afición al trabajo y al perfeccionista que terminó siendo.
Todo eso es poco, porque él merece más. Ante ese mucho, que aún es poco, dedico esta tinta, la que pretende referirse a algunos puntos de ese gran universo que fue su vida artística.
Caracterizador
Percusionista, cantante, guionista, comediante, productor de televisión y de cine, fueron sus ocupaciones, diversas todas, pero apuntando a la gran condición de caracterizador que vivía en él. Sí, eso fue Luisito, un gran caracterizador. Y llamándolo así, pienso que resumo todas las disciplinas a las que se dedicó.
Esos personajes que los dominicanos vimos en la televisión y en el cine, son los mismos, que quizás sin ser bautizados, estuvieron presente en los años en que la música ocupo su tiempo laboral. No en vano, The New York Times lo nombró el Charlie Chaplin dominicano.
El músico
Fue un revolucionario en muchas cosas, pero me quiero poner en negritas lo que hizo con las tumbadoras.
Este instrumento llega al merengue cuando el maestro cubano Julio Gutiérrez llega a la República Dominicana a dirigir la Súper Orquesta San José. Al ver que cuando se interpretaba este ritmo, el conguero no hacía nada, Gutiérrez le sugirió a este que improvise algunos toques acelerados del son. Así se mantuvo el asunto hasta la llegada de Martí con el combo de Johnny Ventura, que a partir de los toques acelerados de son y guaguancó, dio forma definitiva a un patrón para el género musical de los dominicanos.
El Cantante
Finalmente, los que me han escuchado hablar de cantantes de merengue en el programa de radio, saben que siempre he distinguido a Luisito entre los mejores. Pero además es un excelente sonero. Se manejó con agilidad en la interpretación de merengues, pambiches y en la salsa, sobreponiendo en sus interpretaciones el humor que siempre fue su estandarte y con el que retrató a nuestra gente.
Ese fue y será Luisito Martí, único en su clase, artista en un 100 %, cuyo legado debe ser tomado como ejemplo.

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